Degradado

Supongo que al resto de mi generación las camisetas desteñidas le han hecho el mismo daño que a mí, pero ha llegado la hora de hacer las paces con el degradé, gente, que se puede utilizar de mil maneras, todas ellas con clase... Fuera prejuicios, bienvenido, degradado!
Empezamos con cosas fáciles, varios aparadores de caérsele a uno la baba, ¿o no? Este primero es de Philippe Cramer, y lo tenéis en Made.

 

Igual de discreto, este otro de Finn Juhl... (vía)

 

Nos vamos animando, así que me lanzo con una propuesta más atrevida, alegre y primaveral, de Simon Moorhouse. (vía)

 

Original propuesta: degradado en la barandilla (vía y vía)

También podemos meter accesorios en degradé, si somos más cobarcicas (decorativamente hablando). Probamos con algún cojín: qué cosa tan sutil estos de  Scholten & Baijings...(vía) Los puedes encontrar en Bijzjonder MOOI, a precios desorbitados...

(quien dice cojín dice mantita...)

O esta cortina de ducha, por ejemplo, cuya procedencia he olvidado...

Y es que en los textiles, la cosa es más fácil: en cuanto a alfombras, dos versiones de degradado a rayas entre las miles de posibilidades: esta que he encontrado en Koskela...




... o este otro modelo de la firma danesa Hay.



Y, bueno, en las paredes podemos incorporar el degradé de muchas formas: pinturas, papeles... Os dejo algún ejemplillo nada más.

 (vía)

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Y por último os dejo la versión DIY en esta silla de Donna Wilson de la que ya hablamos al principio de los tiempos...